auto entrevista
Susan Orleans, en el prólogo de su libro Orchid’s Thief, libro que inspira la película Adaptation, y Pedro Almodóvar, frecuentemente en la web page de Club Cultura, hacen uso de este medio para poder contestar las preguntas que sus obras dejan y nadie, por temor a parecer bruto o ignorante, preguntaría. Este medio es la autoentrevista. A falta de entrevistadores, de reporteros ingeniosos, se opta por la difícil doble labor de ser entrevistador y entrevistado. Si se maneja la idea de que no existe mayor juez que uno mismo, este tipo de entrevista, que se ha venido implementado últimamente, no puede dejar de ser el más indiscreto de todos los formatos para acercarse al interrogado. Sin ánimos de condescendencias ni parcialidades, se sienta bajo una misma mesa a Luis a dar razones de Luis en, tal vez, la más íntima entrevista que jamás Luis haya concedido.
Luis1: Para liberar tensiones, por qué no me dice que se siente ser entrevistado por uno mismo, o, por la idea que se tenga de este mismo, o, por su peor enemigo?
Luis2: Si a eso llama liberar tensiones, no imagino qué sigue… se siente extraño, es como cuando….
(Es interrumpido por Luis1.)
Luis1: Bueno, luego se extiende en esos detalles sabrosos, ya sé a donde iba y no me parece que fuera realmente pertinente para el curso de esta entrevista.
Luis2: Si ya sabe para donde voy y qué voy a contestar, por qué seguir? Es como si de antemano el entrevistado tuviera ya las preguntas y el entrevistador las respuestas, cuál es el fin de semejante ejercicio?
Luis1: Un momento, no tan rápido. Soy yo quien coordino esta entrevista y no va a boicotearla.
Luis2: Esto no parece una entrevista sino un interrogatorio. Soy libre de contestar o no a sus preguntas.
Luis1: No, no lo es. Ahora, contésteme: por qué estudia comunicación social?
Luis2: para estar sentado en su lugar y no en éste. Ser el que hace las preguntas; es muy incómodo estar de este lado.
Luis1: Por qué esa aversión al protagonismo? Por qué perderse el fruto jugoso que ofrece el espectáculo?
Luis2: Para nunca ser seleccionado a una Isla de los famosos.
Luis1: Buena respuesta.
Luis2: Es aburrido, ud preguntó porque ya sabía lo que yo iba a responder.
Luis1: Acepte un halago hombre, no es de todos los días.
Luis2: yo sé, sólo que no me gusta la lambonería y, en especial, la de los reporteros.
Luis 1: En qué cree una persona como Luis?
Luis 2: Cómo así que “una persona como Luis” acaso que tengo de distinto para ser tratado de esta manera.
Luis1: conteste la pregunta.
Luis 2: Creo en un sentido de lo espiritual que no necesariamente es conforme a la religión, en cuanto a Dios, es una búsqueda que voy trazando.
Luis1: En qué piensa Luis cuando cierra los ojos en la noche y reflexiona sobre el día?
Luis2: Se nota que no me conoce en lo absoluto, nunca hago eso.
Luis1: Cómo fue la infancia?
Luis2: No recuerdo. Supongo que traumática para haberla olvidado de ese modo.
Luis1: Por qué trauma? Qué pasó en su infancia que lo marcó tan profundamente como para haber olvidado todo? Alguna experiencia sumamente dolorosa?
Luis2: Ya le contesté la pregunta, señor sensacionalista: he olvidado todo.
Luis1: Y la adolescencia, supongo que ésta si la recuerda, cómo fue, cómo eran los compañeros de esa época, los primeros amores y la rebeldía?
LUis2: En cuanto la rebeldía, no he superado esa etapa; mis amigos de esa época ya no son los de ahora, les he cogido fastidio; y mis primeros amores nunca fueron correspondidos y por lo tanto, fueron mis primeros despechos, mis primeras frustraciones y, finalmente, fueron los que me enseñaron el significado de la palabra adolescencia: el momento en que se siente por primera vez un dolor no en el cuerpo sino en el alma.
Luis1: Pero algún buen recuerdo de esa época le debió haber quedado?
Luis 2: Sí, seguramente.
Luis 1: Realmente encuentro poco atractivo a su biografía y no creo necesario gastar más tinta en lo que puede ser la vida de cualquier muchacho.
Luis 2: Ningún muchacho merece gastar tinta?
Luis1: Fue la vida de Luis, un joven de 23 años, estudiante de Comunicación Social de la Universidad …
Luis2: conteste la pregunta Luis.
Luis1: Y así concluimos una autobiografía que demuestra que cada quien tiene el derecho a hacerse un desconocido de sí mismo.
Luis1: Para liberar tensiones, por qué no me dice que se siente ser entrevistado por uno mismo, o, por la idea que se tenga de este mismo, o, por su peor enemigo?
Luis2: Si a eso llama liberar tensiones, no imagino qué sigue… se siente extraño, es como cuando….
(Es interrumpido por Luis1.)
Luis1: Bueno, luego se extiende en esos detalles sabrosos, ya sé a donde iba y no me parece que fuera realmente pertinente para el curso de esta entrevista.
Luis2: Si ya sabe para donde voy y qué voy a contestar, por qué seguir? Es como si de antemano el entrevistado tuviera ya las preguntas y el entrevistador las respuestas, cuál es el fin de semejante ejercicio?
Luis1: Un momento, no tan rápido. Soy yo quien coordino esta entrevista y no va a boicotearla.
Luis2: Esto no parece una entrevista sino un interrogatorio. Soy libre de contestar o no a sus preguntas.
Luis1: No, no lo es. Ahora, contésteme: por qué estudia comunicación social?
Luis2: para estar sentado en su lugar y no en éste. Ser el que hace las preguntas; es muy incómodo estar de este lado.
Luis1: Por qué esa aversión al protagonismo? Por qué perderse el fruto jugoso que ofrece el espectáculo?
Luis2: Para nunca ser seleccionado a una Isla de los famosos.
Luis1: Buena respuesta.
Luis2: Es aburrido, ud preguntó porque ya sabía lo que yo iba a responder.
Luis1: Acepte un halago hombre, no es de todos los días.
Luis2: yo sé, sólo que no me gusta la lambonería y, en especial, la de los reporteros.
Luis 1: En qué cree una persona como Luis?
Luis 2: Cómo así que “una persona como Luis” acaso que tengo de distinto para ser tratado de esta manera.
Luis1: conteste la pregunta.
Luis 2: Creo en un sentido de lo espiritual que no necesariamente es conforme a la religión, en cuanto a Dios, es una búsqueda que voy trazando.
Luis1: En qué piensa Luis cuando cierra los ojos en la noche y reflexiona sobre el día?
Luis2: Se nota que no me conoce en lo absoluto, nunca hago eso.
Luis1: Cómo fue la infancia?
Luis2: No recuerdo. Supongo que traumática para haberla olvidado de ese modo.
Luis1: Por qué trauma? Qué pasó en su infancia que lo marcó tan profundamente como para haber olvidado todo? Alguna experiencia sumamente dolorosa?
Luis2: Ya le contesté la pregunta, señor sensacionalista: he olvidado todo.
Luis1: Y la adolescencia, supongo que ésta si la recuerda, cómo fue, cómo eran los compañeros de esa época, los primeros amores y la rebeldía?
LUis2: En cuanto la rebeldía, no he superado esa etapa; mis amigos de esa época ya no son los de ahora, les he cogido fastidio; y mis primeros amores nunca fueron correspondidos y por lo tanto, fueron mis primeros despechos, mis primeras frustraciones y, finalmente, fueron los que me enseñaron el significado de la palabra adolescencia: el momento en que se siente por primera vez un dolor no en el cuerpo sino en el alma.
Luis1: Pero algún buen recuerdo de esa época le debió haber quedado?
Luis 2: Sí, seguramente.
Luis 1: Realmente encuentro poco atractivo a su biografía y no creo necesario gastar más tinta en lo que puede ser la vida de cualquier muchacho.
Luis 2: Ningún muchacho merece gastar tinta?
Luis1: Fue la vida de Luis, un joven de 23 años, estudiante de Comunicación Social de la Universidad …
Luis2: conteste la pregunta Luis.
Luis1: Y así concluimos una autobiografía que demuestra que cada quien tiene el derecho a hacerse un desconocido de sí mismo.
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